10º Aniversario 2011 – 2021

INICIATIVA ISLEÑA, UN CLUB DE FUTURO

El 30 de julio de 2011 nació en el barrio de Pedro Hidalgo, en la capital grancanaria, un club colombófilo pionero en el Archipiélago Canario: Iniciativa Isleña. La apuesta por la tecnología y la renovación de una práctica que se encuentra «en la prehistoria», ha logrado dar aire fresco y un toque más futurible a una modalidad deportiva con numerosos aficionados en las Islas. Tras este proyecto, tres colombófilos, con más de veinte años disfrutando del palomar. Francisco Guadalupe, Juan Miguel Acosta y Juan Reyes son los fundadores y directivos de esta joven entidad. El mañana de las palomas mensajeras.

Nuria Vieralas, Las Palmas de Gran Canaria/La Provincia

En la era de los mensajes de correo electrónico y de las redes sociales, todavía quedan románticos isleños enganchados a las palomas mensajeras. Francisco Guadalupe, Juan Miguel Acosta y Juan Reyes son tres de esos enamorados de lo tradicional, de mirar al cielo y esperar a que sus aves más preciadas les devuelvan el cariño que ellos les dedican diariamente. Amigos y compañeros de tardes de faena junto al palomar, su hogar más codiciado, decidieron unir su pasión hace poco más de un año para dar vida a una apuesta de futuro, el Club Colombófilo Iniciativa Isleña.

Una temporada de historia. Un proyecto nacido el 30 de julio de 2011. Un plan cargado de gusto y tacto por aquello que llena sus vidas desde hace más de veinte años: la colombofilia. Una disciplina deportiva desconocida para muchos, pero que levanta pasiones entre sus aficionados. «Esto es una forma de vida. Es un sentimiento muy difícil de trasmitir con palabras», explica Francisco Guadalupe, presidente del Club.

Con un cartel con ideas renovadas, y con la necesidad de cambiar el rol de una práctica que se había quedado obsoleta, estos fundadores y directivos de Iniciativa Isleña decidieron apostar por la tecnología, la reducción del tiempo de espera de las palomas para realizar las sueltas, o incluso la de suprimir las cuotas fijas para las campañas de vuelo. Tres planteamientos que eran necesarios para reflotar un deporte oculto, y que este nuevo grupo colombófilo ha decidido idear para trazar un camino que poco a poco ha ido perdiendo adeptos. El objetivo era claro: crear un club que fuera diferente al resto. «Teníamos que buscar algo que hiciera cambiar la situación por la que estaba atravesando la colombofília», describe Juan Reyes, secretario de la entidad. Mientras, su compañero Francisco Guadalupe argumenta que «no es justo que un colombófilo tenga que pagar al principio de temporada por cien palomas, cuando al final te quedan cincuenta. Nosotros vamos día a día, algo que es más fácil para la economía de aquellos que sueltan sus palomas cada semana.»

La compañía de 22 socios participantes ha sido un respaldo más que suficiente para poder completar sin sobresaltos su primer periplo por las alturas de las islas. Un amparo hacia el optimismo, y que ha podido refrendar una apuesta pionera en Canarias, y que ha calado a la perfección entre los practicantes. «Nuestro fin es revivir la ilusión que poco a poco ha ido perdiendo la colombofília», certifica Juan Miguel Acosta, vicepresidente de la asociación.

Recorte en los tiempos

Los avances tecnológicos son cruciales para el devenir de cualquier deporte, pero aún más importante es el cuidado del producto. Por ello, Iniciativa Isleña apuesta por mimar al máximo sus aves más selectas. «Las palomas son como los atletas, necesitan unos cuidados para que puedan llegar a la meta en las mejores condiciones», recuerda Guadalupe. Los tiempos de espera que tienen que soportar las palomas cuando se procede a las diversas sueltas, debe ser el menor posible. «Nosotros somos partidarios de recortar el mayor tiempo posible. Las palomas tienen que permanecer en las cestas tan sólo lo justo», señala Reyes. Un beneficio tanto para las aves como para los colombófilos. Los dos días establecidos por la mayoría de entidades colombófilas incrementan notablemente los gastos económicos, por lo que Iniciativa Isleña ve la necesidad de reducirlos al máximo.

Anunciadoras de noticias transcendentales desde la antigua Grecia y hasta la II Guerra Mundial, las mensajeras han sido protagonistas de momentos históricos que han servido para que muchos sigan llenando los cielos del Archipiélago de estas aves, de mensajes de futuro. Un arte transformado en deporte a principios del siglo XIX, y que a estos tres fervientes seguidores les ha servido de aliciente para aunar en la ilusión y en la búsqueda de un proyecto viable que diera rienda suelta a la realidad de una apuesta. «Queríamos y queremos renovar un deporte que se encuentra en la prehistoria», señala Guadalupe. «Hemos conseguido apostar por la tecnología, poder conocer minutos después de la llegada a casa de una suelta, qué paloma consiguió volar a una mayor velocidad, y cuántos kilómetros recorrió. Esto tan sólo es el principio de un largo camino», afirma Juan Reyes.

As Campeona 2012

El número dos de la calle Abogado José Sintes Reyes, del barrio de Pedro Hidalgo, fuera de la periferia de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, es el punto de encuentro de estos tres grancanarios y del resto de colombófilos de la Iniciativa Isleña. Un local de treinta metros cuadrados lleno de cestas, sillas y con la imagen de Único, presidiendo el habitáculo. El niño predilecto de Guadalupe, un palomo de dos años de edad, que se ha convertido en el mejor fondista de la campaña, tras recorrer los cielos de Casablanca, Agadir, Safi o Gran Tarajal, más de 1.700 kilómetros en sus alas.

Como más cómodos se sienten y donde es más fácil encontrarlos. En el palomar de sus azoteas. «Tengo unas 70 palomas», reconoce Reyes. Mientras que Acosta apuesta por cotas mayores. «Yo podré tener unas 120». Pasión, lealtad y romanticismo, un trinomio perfecto que calibra sus vidas. «Son parte de nuestra familia», admite Guadalupe.

Una práctica con cariz generacional. Con un ADN plagado de instrucciones genéticas, y cargado de un almacenamiento de cuatrocientos gramos repleto de plumas, piensos y vitaminas.

Un cuaderno abarrotado de proyectos de altos vuelos, de presente y de futuro. Juventud mezclada con veteranía. La clave del éxito mundano. Un Club que atesora la profecía de enmarcar a la mejor GPS con alas. Un futuro incierto, pero con la esperanza de encontrar un motor que impulse, una vez más, una práctica que reúne cada semana a cientos de aficionados isleños.